M. Esther Fernández Mostaza, socióloga

Soy doctora en Sociología (1996) por la Universidad Autónoma de Barcelona, y licenciada en Sociología (1990) y en Ciencias de la Información (1987) por la misma universidad. En mi currículum acostumbro a añadir que he cursado investigación postdoctoral en universidades de Finlandia, Holanda e Italia; si bien lo fundamental fue el haber vivido en ciudades tan diferentes entre sí como Tampere, Ámsterdam y Turín.

Si pienso en “mis” líneas de investigación puedo listar las que siguen: el Opus Dei (que fue el tema de mi tesis doctoral), las expresiones de religiosidad católica, la sordedad y las personas sordas, los procesos de socialización, las nuevas espiritualidades, el duelo gestacional y, muy especialmente en la actualidad, la salud mental.

Estos ámbitos de interés como investigadora se condimentan con la asistencia a cursos de formación en Constelaciones Familiares (muy especialmente con Vicente Méndez, así como con Peter Bourquin y Rosa Farrés), además de Constelaciones Organizacionales de la mano de Lluïsa Cortada y Marta Ocampo, Constelaciones Sistémicas con Matthias Vargas von Kibéd e Insa Sparrer, y con Ilse Gschwend las Contelaciones Estructurales.

Además, debo destacar mi interés por el Teatro del Oprimido (TdO):  una tendencia teatral sistematizada por el dramaturgo, actor, director y pedagogo teatral brasileño Augusto Boal (1931-2009). Con el Teatro del Oprimido se pretende que los participantes reflexionen sobre las relaciones de poder, mediante la exploración y representación de historias entre opresores y oprimidos, a las que el público asiste y participa de la pieza adquriendo el estatus de personas espectactoras. Es para mí más, que un método, una metodología. 

Todo ello convive de un modo particular con la formación sobre la Teoría del desdoblamiento del espacio y del tiempo del físico Jean Pierre Garnier Malet, sin olvidar mis ejercicios diarios de yoga o las partidas semanales de Bridge.

Al final voy haciendo cierta una frase de Jimmy Liao quien afirma que “en ocasiones, dos líneas paralelas se acaban tocando”.